Tomarnos un descanso es bueno para mejorar nuestro desempeño en la oficina y sentirnos motivadas al retornar al trabajo
En ocasiones no notamos la verdadera importancia de tomarnos un tiempo para alejarnos del trabajo. Sentimos que no es del todo necesario y que podemos seguir bien durante meses cuando en realidad no nos damos cuenta que esto puede afectarnos tanto anímicamente, como en nuestro desempeño.
Hay algunas señales que nos indican que ha llegado el momento de ir pensando en organizar unas vacaciones por tu bien. Así retornarás con más ánimos y ganas de dar lo mejor de ti en el trabajo.
1. Tu vida social está desapareciendo
Tu familia y amigos necesitan tanto de ti como tu trabajo. Ellos son más importantes que cualquier puesto o título personal pues estarán para ti cuando los necesites sin interés alguno más que el de verte feliz. Cuando empiezas a descuidarlos, terminarás alejándolos de ti y perdiendo a las personas que más te quieren.
2. Estas desmotivado
Cuando no estamos de ánimo para hacer las cosas, las horas se pasan mucho más lento, nos aburrimos y el trabajo se nos hace más difícil. Ese tedio afecta tu productividad haciendo que te tardes más en hacer una labor que antes te demandaba pocos minutos.
3. Tu trabajo se está viendo perjudicado
Llega un momento en el que la rutina del trabajo puede terminar afectando tu desempeño. Hacer siempre lo mismo hace que se convierta en una rutina y, por lo tanto, lo realices de forma casi automática. Cuando eso ocurre, es más difícil que te des cuenta de los errores que cometes y los pases por alto.
En ocasiones no notamos la verdadera importancia de tomarnos un tiempo para alejarnos del trabajo. Sentimos que no es del todo necesario y que podemos seguir bien durante meses cuando en realidad no nos damos cuenta que esto puede afectarnos tanto anímicamente, como en nuestro desempeño.
Hay algunas señales que nos indican que ha llegado el momento de ir pensando en organizar unas vacaciones por tu bien. Así retornarás con más ánimos y ganas de dar lo mejor de ti en el trabajo.
1. Tu vida social está desapareciendo
Tu familia y amigos necesitan tanto de ti como tu trabajo. Ellos son más importantes que cualquier puesto o título personal pues estarán para ti cuando los necesites sin interés alguno más que el de verte feliz. Cuando empiezas a descuidarlos, terminarás alejándolos de ti y perdiendo a las personas que más te quieren.
2. Estas desmotivado
Cuando no estamos de ánimo para hacer las cosas, las horas se pasan mucho más lento, nos aburrimos y el trabajo se nos hace más difícil. Ese tedio afecta tu productividad haciendo que te tardes más en hacer una labor que antes te demandaba pocos minutos.
3. Tu trabajo se está viendo perjudicado
Llega un momento en el que la rutina del trabajo puede terminar afectando tu desempeño. Hacer siempre lo mismo hace que se convierta en una rutina y, por lo tanto, lo realices de forma casi automática. Cuando eso ocurre, es más difícil que te des cuenta de los errores que cometes y los pases por alto.
4. Te sientes sobrepasado
Si constantemente tienes la sensación de que tienes demasiadas responsabilidades, que no puedes con ellas, que todo te sale mal y solo quieres renunciar, sin duda el exceso de trabajo te está pasando factura. Eso también puede terminar afectando tu estado de ánimo, haciendo que el sentimiento empeore.
5. Te cuesta concentrarte
Otro efecto que puede tener la rutina del trabajo es dificultarte la concentración. Cuando nuestra mente está cansada, es más difícil mantenernos enfocadas por un periodo de tiempo largo o solucionar problemas que antes nos resultaban sencillos.
6. No tienes tiempo libre
Para lograr un buen balance en tu vida tienes que saber distribuir bien tu tiempo y priorizar. Si bien el trabajo es importante, no debe convertirse en el centro de tu día pues necesitas tomarte un momento para despejar tu mente y dedicarte a ti. Puedes hacer ejercicio, leer un libro, disfrutar de una película o solo echarte en tu cama a ver televisión, busca la forma de desconectarte.
Si constantemente tienes la sensación de que tienes demasiadas responsabilidades, que no puedes con ellas, que todo te sale mal y solo quieres renunciar, sin duda el exceso de trabajo te está pasando factura. Eso también puede terminar afectando tu estado de ánimo, haciendo que el sentimiento empeore.
5. Te cuesta concentrarte
Otro efecto que puede tener la rutina del trabajo es dificultarte la concentración. Cuando nuestra mente está cansada, es más difícil mantenernos enfocadas por un periodo de tiempo largo o solucionar problemas que antes nos resultaban sencillos.
6. No tienes tiempo libre
Para lograr un buen balance en tu vida tienes que saber distribuir bien tu tiempo y priorizar. Si bien el trabajo es importante, no debe convertirse en el centro de tu día pues necesitas tomarte un momento para despejar tu mente y dedicarte a ti. Puedes hacer ejercicio, leer un libro, disfrutar de una película o solo echarte en tu cama a ver televisión, busca la forma de desconectarte.
Via: El Comercio