martes, 29 de mayo de 2012

San Andrés: el mar de los siete colores


A 700 kilómetros de la costa continental colombiana se encuentra la isla de San Andrés, un pequeño paraíso en el que las influencias de ingleses, españoles, piratas y corsarios se mezclaron para dar como resultado una cultura rica que se mueve al son del reggae. Es un destino perfecto para disfrutar de la playa, practicar deportes náuticos, bucear y hacer ecoturismo.

Desde el avión, la tarjeta de presentación de San Andrés es su mar de siete colores que alberga peces coloridos y corales rebosantes de vida que encantan a los viajeros. Después de una tarde de playa y compras en el puerto libre, la noche se presenta con fuerza para llenar de música y baile el ambiente.

Una Isla que desborda cultura

No se sabe en qué año llegaron los holandeses quienes se dedicaron a la agricultura. Después llegaron los irlandeses e ingleses, para finalmente empezar una lucha contra los españoles para conservar la isla. En medio de los ires y venires del Pirata Morgan de Jamaica a San Andrés, algo de la cultura antillana también se quedó en San Andrés.

Así, esclavos africanos, campesinos europeos, piratas ingleses y colonos españoles dejaron a su paso semillas de saberes, plantas aromáticas y vestigios de gastronomía que hoy conforman una de las culturas colombianas más ricas: la raizal. Con un idioma propio y una forma muy especial de ver la vida, tocan el alma de los viajeros para mostrarles una forma diferente de ver la vida.

En las calles se les oye hablar creole: mezcla de inglés isabelino, español y dialectos africanos; también hablan español e inglés moderno, así que la comunicación con los viajeros es muy sencilla. Esta reunión cultural dejó una huella en la música entre la cual se encuentran el reggae, raga, soca, calypso, merengue y salsa. Todo tipo de música para todo tipo de bailarín.

Como parte del cuidado de la cultura, algunos isleños han creado parques eco turísticos como la Granja de Job Saas y el Parque West View, donde los guías hablan no sólo de la naturaleza sino de las costumbres y los valores que preservan a través de estos proyectos. Con ellos es posible conseguir artesanías en coco y totumo, típicas de San Andrés.

Johnny Cay: playas para la serenidad

Después de quince minutos a bordo de una lancha que levita sobre las aguas tranquilas del mar de San Andrés, se llega a una isla famosa por sus playas y Coco Locos: Johnny Cay. Playas de arena blanca que abrazan el verdor de las palmeras; bajo ellas una sombra fresca en la cual se prueban exquisitas mojarras fritas con plátano y deliciosos cocteles.

Johnny Cay es destino de sol, playa y música para dejarse llevar por el ritmo isleño. La playa es perfecta para caminar hasta darle la vuelta a la isla. en algunas áreas sobresalen exóticas formaciones coralinas que hace unos hermosos pozos de agua que reflejan el cielo azul, hasta fundirse con el mar mismo.

La banda sonora del lugar es el reggae y los colores que lo adornan son los de la bandera rastafari. Pisar el suelo de Johnny Cay es dejarse llevar por el vaivén de la música y disfrutar junto con los isleños que atienden a los viajeros en medio de sonrisas y bromas. De las hojas de palma, no sólo sale sombra sino también sombreros, canastas y un sin fin de artesanías tejidas frente a los turistas.


Fuente: colombia.travel

miércoles, 9 de mayo de 2012

¡Cómo dormir mejor en un avión!


En el vuelo transcontinental en el que estás embarcado han apagado las luces, pero desconoces exactamente en qué franja horaria te encuentras. Te sientes como una gallina de granja, y la cabeza del pasajero contiguo cae lentamente hasta apoyarse sobre tu hombro…¿Conseguirás dormir?


En cuestión de vuelos de larga distancia, o conoces los secretos del yoga, o lo vas a pasar ciertamente mal hasta llegar a tu destino. Partiendo de que el ideal es pasar roncando la mayor cantidad del tiempo que soportes enclaustrado, todos los detalles del avión están cuidadosamente diseñados para impedir el sueño, por lo que este objetivo no es tarea fácil salvo para algunos afortunados elegidos. Si no te hallas en el mencionado grupo, ¡aprovecha los siguientes consejos nocturnos!:


1) Los asientos más espaciosos para dormir en un avión se encuentran en las salidas de emergencia, aunque debido a su creciente popularidad suele ser necesario facturar más de dos horas antes del vuelo para asegurarse el sitio. En segundo lugar en la escala de comodidad suele hallarse la primera fila de la clase turista, detrás de business, en donde el sitio para las piernas es relativamente más amplio, aunque existen grandes posibilidades de que sitúen a algún bebé en los asientos contiguos. (Y por desgracia el llanto es incompatible con el sueño).

2) Imagina que en un supuesto de overbooking del avión, se te asigna un asiento en la clase business para sustituir a tu triste asiento de clase turista. ¿Es un sueño? Pues no, ocurre y con mayor frecuencia a los afiliados de los programas de puntos de SkyTeam, OneWorld o Star Alliance, en las compañías aéreas asociadas al programa en cuestión.

3) Si bien en los aviones es común la entrega a los pasajeros de un antifaz para proteger su frágil sueño de la luz, no suelen regalar tapones para los oídos, que son bastante útiles para los poseedores de un sueño ligero. Si es tu caso, ¡apaga el sonotone!

Businessmen in Airplane
4) “¿Desea usted pasillo o ventanilla?” – le preguntarán, y la respuesta, salvo en casos de problemas de rodilla o de espalda, debería ser indudablemente ventanilla. Dos razones avalan esta decisión; en primer lugar porque será posible apoyar la almohada contra el lateral de la aeronave si el asiento no tuviera reposa-cabezas aceptables, y en segundo lugar debido a que los pasajeros contiguos que deseen levantarse para ir al baño del avión no tendrán que despertarte para que les dejes salir de su zulo.


5) Si al día siguiente del vuelo tienes un día ajetreado, una posibilidad siempre a tu alcance son los medicamentos sedantes. La marca Dormidina fabrica comprimidos muy suaves que colaboran con tu descanso durante las ocho horas siguientes a su ingesta, sin incapacitarte para la mañana siguiente. Opciones más duras necesitarán receta médica.

6) Algunos destinos en determinados horarios son conectados por vuelos en los que existen asientos libres, así que en cuanto despegue el avión cámbiate de asiento lo antes posible para aprovechar cada liberador milímetro. Si en un asiento dormir puede ser un reto, en dos asientos caerás fulminado.

No lo hemos mencionado, pero obviamente si viajas en clase Business todos los consejos anteriores para dormir en el avión son superfluos, ya que estarás cómodamente tumbado durante todo el vuelo.