En el vuelo transcontinental en el que estás embarcado han
apagado las luces, pero desconoces exactamente en qué franja horaria te
encuentras. Te sientes como una gallina de granja, y la cabeza del
pasajero contiguo cae lentamente hasta apoyarse sobre tu
hombro…¿Conseguirás dormir?
En cuestión de vuelos de
larga distancia, o conoces los secretos del yoga, o lo vas a pasar
ciertamente mal hasta llegar a tu destino. Partiendo de que el ideal es
pasar roncando la mayor cantidad del tiempo que soportes enclaustrado,
todos los detalles del avión están cuidadosamente diseñados para impedir
el sueño, por lo que este objetivo no es tarea fácil salvo para algunos
afortunados elegidos. Si no te hallas en el mencionado grupo,
¡aprovecha los siguientes consejos nocturnos!:
1) Los asientos más espaciosos para dormir en un
avión se encuentran en las salidas de emergencia, aunque debido a su
creciente popularidad suele ser necesario facturar más de dos horas
antes del vuelo para asegurarse el sitio. En segundo lugar en la escala
de comodidad suele hallarse la primera fila de la clase turista, detrás
de business, en donde el sitio para las piernas es relativamente más
amplio, aunque existen grandes posibilidades de que sitúen a algún bebé
en los asientos contiguos. (Y por desgracia el llanto es incompatible
con el sueño).
2) Imagina que en un supuesto de overbooking del
avión, se te asigna un asiento en la clase business para sustituir a tu
triste asiento de clase turista. ¿Es un sueño? Pues no, ocurre y con
mayor frecuencia a los afiliados de los programas de puntos de SkyTeam,
OneWorld o Star Alliance, en las compañías aéreas asociadas al programa
en cuestión.
3) Si bien en los aviones es común la entrega a los
pasajeros de un antifaz para proteger su frágil sueño de la luz, no
suelen regalar tapones para los oídos, que son bastante útiles para los
poseedores de un sueño ligero. Si es tu caso, ¡apaga el sonotone!
4) “¿Desea usted pasillo o ventanilla?” – le
preguntarán, y la respuesta, salvo en casos de problemas de rodilla o de
espalda, debería ser indudablemente ventanilla. Dos razones avalan esta
decisión; en primer lugar porque será posible apoyar la almohada contra
el lateral de la aeronave si el asiento no tuviera reposa-cabezas aceptables, y en segundo lugar debido a que los pasajeros contiguos que
deseen levantarse para ir al baño del avión no tendrán que despertarte
para que les dejes salir de su zulo.
5) Si al día siguiente del vuelo tienes un día
ajetreado, una posibilidad siempre a tu alcance son los medicamentos
sedantes. La marca Dormidina fabrica comprimidos muy suaves que
colaboran con tu descanso durante las ocho horas siguientes a su
ingesta, sin incapacitarte para la mañana siguiente. Opciones más duras
necesitarán receta médica.
6) Algunos destinos en determinados horarios son
conectados por vuelos en los que existen asientos libres, así que en
cuanto despegue el avión cámbiate de asiento lo antes posible para
aprovechar cada liberador milímetro. Si en un asiento dormir puede ser
un reto, en dos asientos caerás fulminado.
No lo hemos mencionado, pero obviamente si viajas en clase Business
todos los consejos anteriores para dormir en el avión son superfluos, ya
que estarás cómodamente tumbado durante todo el
vuelo.
Fuente: viajerosanonimos.com