Mientras unos optan por ver la fiesta por TV, otros viajan para ver los partidos en vivo y en directo. Así, el país sede del mundial es, al menos durante unas semanas, un centro de peregrinación de fanáticos futboleros que necesitan hospedaje, comida, diversión y probablemente, decidan hacer un poco de turismo.
Ser sede de un mundial de fútbol es más que un orgullo: es la posibilidad de ganar millones de dólares para invertir en infraestructura, no sólo para el evento, sino para que las ciudades que son sede puedan estar preparadas para recibir a tantos turistas, con un sistema de transportes y sanitario aceptable, facilidades, limpieza, seguridad...
En este sentido, Brasil tendrá muchos desafíos para reforzar la seguridad de sus ciudades y que los viajeros se lleven una buena impresión. Pero lo que no debemos olvidarnos es que se trata de una inversión que, de ser certera, perdurará más allá de un mundial de fútbol.
Durante la preparación del evento, se reformarán varios estadios. Algunos ya se encuentran en reformas, entre ellos el mítico Estadio Maracaná, que con 87 mil butacas será el estadio con mayor capacidad para el Mundial 2014 y el escenario de la final. Para reformar el Maracaná se invirtieron 218 millones de dólares. También se construirán 4 estadios nuevos en las sedes de Cuiabá, Manaos, Recife y Natal, con una inversión promedio en 220 millones de dólares.
El estado brasilero ya prevee ganancias por más de 500 millones de dólares, sumando todos los beneficios que traerá el turismo a Brasil y a la región.
Fuente: viajeros.com