Diciembre, queramos o no, se dibuja en el imaginario popular occidental con nieve, cascabeles, pinos adornados y regalos, multitud de ellos. Recopilar estos ingredientes es una ardua tarea que se dulcifica en algunos puntos de Europa con los mercados navideños, donde se puede encontrar todo lo necesario con ese encantador halo artesanal que hará que cada navidad repitamos con orgullo y satisfacción: "lo compré en el mercado de Navidad de Brujas", por ejemplo. Eso y que todo se ve de otra manera si las compras las hacemos con un vaso de vino caliente y especiado en una mano y un dulce de mazapán en la otra. Te recomendamos el mercado navideño que se instala cada diciembre en la plaza de la Ciudad Vieja de Praga, monumental por su magnitud y por su paisaje urbano, aunque no es el único en esta ciudad de cuento.
París debería ceder su título de Ciudad de la Luz durante la navidad a Nueva York. La Gran Manzana no se andan con chiquitas en eso de poner 'bombillitas'. Quizá ésta sea la Navidad más espectacular que uno puede llegar a vivir, una Navidad a lo grande y en technicolor, con árboles de Navidad en cada esquina y villancicos como hilo musical. El pistoletazo de salida lo da el encendido de luces del gigantesco árbol de navidad del Rockefeller Center, meca del patinaje sobre hielo en estos días, después vienen las compras, los paseos por Central Park y con el final de mes la despedida del año en Times Square. ¿Quieres más razones para escaparte a Nueva York?.
Para los más deportistas lo suyo es hacer alguna escapada a los paraísos del esquí. Cerquita pilla la estación de Courchevel, en los Alpes franceses, una escapada que garantiza un bonito paisaje nevado salpicado de 'cabañitas' de madera, exquisita gastronomía y pistas de esquí a punto de nieve.
La Costa Azul espera con sus cálidos brazos abiertos a todos los que huyen del frío europeo. Los rigores invernales dan una tregua en esta parte del Mediterráneo que vive una eterna primavera entre edificios de la Belle Époque y jardines frente al mar. Aunque, algún que otro día, el termómetro se deja algún que otro grado. Con todo, Mónaco es un buen lugar donde escaparse este mes y quizá duplicar el presupuesto para regalos en su casino.
Jerusalén posee la peculiaridad de conmemorar cada año el aniversario del nacimiento de uno de sus habitantes más ilustres: Jesús. Por ello, pisar Tierra Santa en Navidad tiene un sabor especial y un sentimiento único, eso y que este año, con la predicción maya que pronostica el final de una era, a los más modernos la Ciudad de las tres religiones se les antoje el lugar perfecto para asistir al fin del mundo. o simplemente para sumar un festivo más a la semana, el sabbath.
Una forma algo inusual de pasar la Navidad es hacerlo en el emisferio sur, con el termómetro superando los 30 grados centígrados y las fachadas de los edificios, como éste de Buenos Aires, empapeladas en rojo y verde y los villancicos a todo trapo. Aunque si echas de menos el frío, siempre puedes escaparte a ver el glaciar Perito Moreno, y mano de "Santa".
Pero si lo que quieres es verano en diciembre y te sobra la Navidad, deja todo atrás y por rumbo al Caribe. Cualquier costa puede servir para torrarse al sol con un mojito en la mano, pero los atardeceres de la isla volcánica de San Vicente, en San Vicente y las Granadinas, es algo espectacularmente único.
Y si lo que quieres es dejar muy atrás todo lo que recuerde a renos, fruta escarchada y cajas de zapatos envueltas en tafetán, pon rumbo a Tailandia. Diciembre es una época excepcional para visitar el país, con el bullicioso Bangkok como punto de partida y sus espectaculares playas de arena blanca donde sentirse el primero como meta.
Si Tailandia queda algo lejos, Marruecos cumple a la perfección con el mismo objetivo: cultura, arquitectura, paisaje y gastronomía exóticos, y nada de Navidad. No olvidarás este diciembre si te dejas caer por las montañas del Atlas a la altura de Ait Benhaddou, la fortaleza roja.
Si siempre has querido irte de safari, diciembre es el mes perfecto para escaparte a Kenia, Tanzania y Uganda, pues es ahora cuando comienza la temporada seca y las temperaturas se estancan entre los 20 y 30 grados centígrados. Así pues, naturaleza con mayúsculas, 'bichinos' para comérselos (no literalmente, claro, sólo ellos lo harían así) y la tribu de los Maasai aguardan en el Parque Nacional de Ambolesi de Kenia.
Via: Traveler
París debería ceder su título de Ciudad de la Luz durante la navidad a Nueva York. La Gran Manzana no se andan con chiquitas en eso de poner 'bombillitas'. Quizá ésta sea la Navidad más espectacular que uno puede llegar a vivir, una Navidad a lo grande y en technicolor, con árboles de Navidad en cada esquina y villancicos como hilo musical. El pistoletazo de salida lo da el encendido de luces del gigantesco árbol de navidad del Rockefeller Center, meca del patinaje sobre hielo en estos días, después vienen las compras, los paseos por Central Park y con el final de mes la despedida del año en Times Square. ¿Quieres más razones para escaparte a Nueva York?.
Para los más deportistas lo suyo es hacer alguna escapada a los paraísos del esquí. Cerquita pilla la estación de Courchevel, en los Alpes franceses, una escapada que garantiza un bonito paisaje nevado salpicado de 'cabañitas' de madera, exquisita gastronomía y pistas de esquí a punto de nieve.
La Costa Azul espera con sus cálidos brazos abiertos a todos los que huyen del frío europeo. Los rigores invernales dan una tregua en esta parte del Mediterráneo que vive una eterna primavera entre edificios de la Belle Époque y jardines frente al mar. Aunque, algún que otro día, el termómetro se deja algún que otro grado. Con todo, Mónaco es un buen lugar donde escaparse este mes y quizá duplicar el presupuesto para regalos en su casino.
Jerusalén posee la peculiaridad de conmemorar cada año el aniversario del nacimiento de uno de sus habitantes más ilustres: Jesús. Por ello, pisar Tierra Santa en Navidad tiene un sabor especial y un sentimiento único, eso y que este año, con la predicción maya que pronostica el final de una era, a los más modernos la Ciudad de las tres religiones se les antoje el lugar perfecto para asistir al fin del mundo. o simplemente para sumar un festivo más a la semana, el sabbath.
Una forma algo inusual de pasar la Navidad es hacerlo en el emisferio sur, con el termómetro superando los 30 grados centígrados y las fachadas de los edificios, como éste de Buenos Aires, empapeladas en rojo y verde y los villancicos a todo trapo. Aunque si echas de menos el frío, siempre puedes escaparte a ver el glaciar Perito Moreno, y mano de "Santa".
Pero si lo que quieres es verano en diciembre y te sobra la Navidad, deja todo atrás y por rumbo al Caribe. Cualquier costa puede servir para torrarse al sol con un mojito en la mano, pero los atardeceres de la isla volcánica de San Vicente, en San Vicente y las Granadinas, es algo espectacularmente único.
Y si lo que quieres es dejar muy atrás todo lo que recuerde a renos, fruta escarchada y cajas de zapatos envueltas en tafetán, pon rumbo a Tailandia. Diciembre es una época excepcional para visitar el país, con el bullicioso Bangkok como punto de partida y sus espectaculares playas de arena blanca donde sentirse el primero como meta.
Si Tailandia queda algo lejos, Marruecos cumple a la perfección con el mismo objetivo: cultura, arquitectura, paisaje y gastronomía exóticos, y nada de Navidad. No olvidarás este diciembre si te dejas caer por las montañas del Atlas a la altura de Ait Benhaddou, la fortaleza roja.
Si siempre has querido irte de safari, diciembre es el mes perfecto para escaparte a Kenia, Tanzania y Uganda, pues es ahora cuando comienza la temporada seca y las temperaturas se estancan entre los 20 y 30 grados centígrados. Así pues, naturaleza con mayúsculas, 'bichinos' para comérselos (no literalmente, claro, sólo ellos lo harían así) y la tribu de los Maasai aguardan en el Parque Nacional de Ambolesi de Kenia.
Via: Traveler