lunes, 2 de febrero de 2015

Slide The City, 300 metros de tobogán acuático en mitad de la ciudad

Ya es verano en algunos países y la mayoría de ciudades del hemisferio norte se convierten en hornos que atrapan a sus habitantes entre el asfalto y el sol. Salir a la calle se vuelve una experiencia infernal mientras los transeúntes atrapados en las agobiantes ciudades sueñan con cascadas de agua sobre sus cabezas. Un momento, ¿y si convirtiéramos las calles de las ciudades en interminables toboganes de agua?

Dicho y hecho. En Estados Unidos un tobogán de agua gigante está viajando por las principales ciudades del país para refrescar y divertir a gente de todas las edades. Se llama Slide the City y se ha convertido en todo un reclamo para vencer la canícula allí donde más pega.



Slide the City es una atracción itinerante con música en directo, comida, bebida y, sobre todo, mucha agua deslizándose sobre el tobogán más grande que jamás se haya extendido sobre el asfalto: 300 metros de vinilo jabonoso que te harán alcanzar velocidades demenciales, hasta terminar en una piscina de casi un metro de profundidad, donde se produce la parada del resbaladizo bañista.

Solo tienes que ponerte el bañador (o cualquier otra prenda, salvo vaqueros o algo que lleve remaches), tomar impulso y lanzarte a la pista, bien sobre cualquier tipo de elemento hinchable o bien sobre tu propio cuerpo. A partir de 15 dólares puedes despedirte del calor de una manera bien divertida ($25 si quieres tres bajadas y $35 por acceso ilimitado al vinilo hasta que se te caiga la piel a tiras).

Por ahora Slide the City ha agotado todas sus entradas en la casa de sus organizadores, Salt Lake City (Utah), un sitio donde en verano el calor pega de lo lindo, al estar ubicado sobre una estepa semiárida; y las próximas paradas de su gira de la costa oeste son Los Ángeles, San Francisco y San Diego.
Pero, ¿esto es seguro? Pues sí, solo la mala suerte o un accidente fortuito serían capaces de hacerte partirte la crisma en este tobogán, en el que no se necesita recurrir apenas a la fuerza de la gravedad para que salgamos disparados a toda velocidad. El vinilo empleado es súper deslizante y la colchoneta que se extiende bajo él nos protege del duro asfalto.

Está claro, digan lo que digan, que estos estadounidenses siempre van un paso por delante en cuanto a idear peregrinas formas de pasárselo “bomba”.