miércoles, 19 de diciembre de 2012

Hôtel de Glace de Quebec: Un hotel de una sola Noche.

Un hotel de hielo es curioso y fotogénico, de acuerdo, pero leamos en voz alta su nombre 'Hotel de hielo'. Eso, para nosotros, almas mediterráneas, puede ser demasiado.

Los hoteles son como las personas: algunos son muy excitantes para unas horas y en otros nos quedaríamos a vivir. Depende, siempre depende. La vida es un gran depende.

El Hôtel de Glace de Quebec, en Canada pertenece a la primera categoría. Es exótico y nos proporciona una experiencia inolvidable, pero no habría quien lo aguantara una semana.

Esto ocurre por una razón muy sencilla: está construido, entero, de hielo. Cada año, del 5 de enero al 24 de marzo se levanta con una forma diferente diseñado por expertos en arquitecturas efímeras en este material. Una vez abierto, funciona como un hotel normal.

Normal si no tenemos en cuenta que las paredes, el techo, el suelo, la cama y todo el mobiliario son de hielo. Que la temperatura de la habitación ronda los -3°/-5°C. Y que el cuarto de baño está en el exterior. Y que la temperatura media en Quebec en invierno oscila entre -25 °y 5° C.

La respuesta a la gran pregunta de '¿Cómo se duerme en un hotel de hielo?' es: sobre una manta de piel y dentro de un saco de dormir. El hotel tiene un bar donde se sirve vodka en vasos de hielo, por supuesto. Es importante un trago de vodka para sobrellevar aquello. O varios.

Al llegar al hotel hay una sesión de orientación muy necesaria para prevenir sorpresas. Parte del 'encanto' de pasar una noche en este lugar es que es posible tomar una sauna y un baño al aire libre durante la noche. Esto que parece demencial es una inyección de adrenalina muy recomendable. Sí, se sirve desayuno, pero en un cálido y coqueto edificio de piedra y madera, el Pabellón Celsius, que se encuentra a unos metros.

A este hotel acuden niños, familias y grupos. Hay gente que se casa aquí envuelta en pieles. Yo solo me preocupaba por dónde iba a enchufar el móvil. No veía enchufes en el hielo.


Dormir en el Hôtel de Glace es una aventura de una noche. Es estupendo que ocurra, pero qué bien que terminara y qué bueno poder recordarla.


Via: Traveler