martes, 20 de septiembre de 2011

Ocho maravillas naturales de Venezuela


Más allá de sus 3000 kilómetros de playas, Venezuela goza de un patrimonio natural apabullante. Cataratas, llanos, picos... Estos son sus ocho 'hitos' salvajes

1. La Gran Sabana y el Roraima

Pocos países en el mundo, excepto algunos muy extensos, tienen la misma variedad de relieves en su territorio como Venezuela. Los tepuyes, formaciones rocosas elevadas y aisladas, de pendiente vertical y cimas planas, contribuyen singularmente a esta cualidad. Son los accidentes geográficos más antiguos del planeta (se calcula que se formaron hace dos mil millones de años) y más del 85 por ciento de ellos se encuentran en Venezuela. El más alto de todos, el Roraima, está ubicado en el sector oriental del Parque Nacional de Canaima, en el punto triple de la frontera entre Venezuela, Brasil y Guyana. Dentro de la inmensidad de la montaña están los jacuzzis, unas piscinas naturales circulares, y la fosa que es un enorme hueco de paredes minerales anaranjadas formado por la caída de una antigua cueva y llena de agua. La vista de la cima nublada de esta montaña histórica y la eternidad de la exuberante sabana que la rodea forma un paisaje bucólico que quedará grabado en la memoria de todo el que lo visite.
2. Inabarcable: El Salto del Ángel

Desde un kilómetro de altura cae el agua del Kerepakupai-merú, nombre indio para El Salto del Ángel y que significa «la caída desde el lugar más profundo». Situada en el sector occidental del Parque Nacional de Canaima, Patrimonio de la Humanidad y donde vale la pena ver todo, se encuentra el tepuy por el que corre el agua de la catarata más alta del mundo. Solo se puede entender su magnitud y belleza si se visita este santuario natural, que es un auténtico testimonio vivo de la historia geográfica de la tierra. En un entorno que requiere que se visite al menos una vez en la vida, cae estruendosamente el agua, convirtiéndose en una lluvia de gotas finas al final de su recorrido. Es tan grande que apenas se puede abarcar con la vista, pero no deja dudas sobre su inmensidad y fuerza. Se puede visitar contratando una agencia, y es especialmente recomendado trasnochar en el campamento base para realizar la escalada inolvidable hasta una altura donde se puede apreciar el salto. La mayoría de las excursiones incluyen además una visita a la cercana y espectacular catarata de Salto Sapo. El Salto del Ángel ha sido candidato para concursar en las Siete Maravillas naturales del mundo.

3. Los salvajes Llanos

Imagine una extensión de pasto casi infinita que se pierde en el horizonte. Húmedos y calurosos, llenos de mitología, Los Llanos de Venezuela ocupan casi la tercera parte de la superficie del país. Están considerados como uno de los ecosistemas más importantes del mundo. En ninguna parte de Venezuela se puede observar animales salvajes tan cerca y en tanta cantidad. Los observadores de todo el mundo vienen a esta zona a analizar la fauna llanera, que incluye casi 180 especies diferentes de aves. Delfines de río rosados, iguanas y tortugas, mariposas de colores vivos, ocelotes, monos, nutrias, anacondas, caballos salvajes...cualquier viajero se sorprenderá, seguro, de la variación de animales exóticos que podrá observar en este paisaje hipnótico. La mejor manera de disfrutarlos es alojándose en un hato, o hacienda típica, donde ciertamente encontrará una experiencia inolvidable. Una persistente sensación de salvaje oeste acompaña a cualquiera que se adentre en Los Llanos. La zona además ofrece planes para todos los gustos, desde hacer rafting en las cristalinas aguas del río Acequias, hasta disfrutar de una copa de ron añejo venezolano al atardecer tras un día de safari.

4. Los Roques
50 cayos y 300 bancos de arena forman el archipiélago de Los Roques. La presencia de lagunas, aguas cristalinas y arenas blancas de origen coralino forman este espacio típico del más idílico caribe. Es incomparable este grupo insular de los mares venezolanos por su tranquilidad. La isla principal, donde se encuentra la poca población permanente dedicada al turismo, es la isla del Gran Roque. Siguen en importancia Noroky, Francisquí, Madrisquí,Carenero...Los visitantes optan por contratar un barco por grupos, o privado, para pasar el día en una isla desértica. Las agencias facilitan al turista de una nevera con comida y bebida y una sombrilla y le dejan en un islote a pasar el día. La ensenada posee una belleza espectacular de azules cobaltos y turquesas que impresiona por su extensión y la cantidad de islas que la componen.

5. La Isla de la Tortuga

Al Sur del mar Caribe y frente al estado venezolano de Miranda, se encuentra la paradisíaca isla de la tortuga. Américo Vespucio la llamó así por la enorme presencia de estos galápagos que encontró allí. Fue refugio de piratas en el siglo XVII y desde entonces no ha tenido población permanente, excepto una pequeña antigua colonia de holandeses, por lo que ha permanecido en semi olvido, sumándose a la lista de parajes casi vírgenes de Venezuela. Sus hermosas y tranquilas playas hacen de este enclave un destino turístico excepcional, aunque esta actividad se realiza sin una organización estructurada. Muchos llegan en catamaranes privados o en barcos de vela alquilados y anclan a escasos metros de la turquesa orilla. Se puede acampar en la playa y practicar buceo en la barrera de coral. De arena blanca y palmeras torcidas, esta isla de 25 kilómetros es un destino para relajarse y disfrutar de la tranquilidad del mar.

6. Alrededores del Pico Bolívar: Los Andes

Con varios picos que sobrepasan los 4000 metros sobre el nivel del mar, los Andes venezolanos ofrecen un paisaje bellísimo y lleno de contrastes, que convierte a esta región en una de las más características del país. Cuenta una leyenda que el pico Bolívar (el más alto de la cordillera) recibe su nieve del plumaje de cinco águilas blancas que son perseguidas por una princesa indígena. Debido a esta variedad de altitudes, esta zona incluye sucesiones vegetales desde selvas pluviales de los valles hasta zonas de nieve permanente. La cultura de folclore andino está muy presente aquí, y es un enclave perfecto para comprar artesanía local, como las ruas, ponchos de lana característicos, o probar el ponche andino de miche. Sin duda merece la pena visitar una de las lagunas, huellas de antiguos glaciares que ofrecen una abundante naturaleza casi virgen y unos paseos espectaculares. Las más famosas son la Laguna de Mucubají y la Laguna Victoria.

7. El Parque Nacional Henri Pittier

Es el parque nacional más antiguo de Venezuela y pertenece a la zona de los Andes tropicales, entre los estados de Aragua y Carabobo. Su avifauna representa el 43 por ciento del total de las aves registradas en Venezuela, entre las cuales hay seis amenazadas mundialmente y 22 especies endémicas. El mono araña, el puma y el jaguar son tres de las especies protegidas que siguen habitando esta selva nublada. También el árbol gigante conocido como el niño, que llega a alcanzar los 40 metros de altura y presenta unas características y enormes raíces tabulares, es endémico a esta región. El gobierno venezolano considera este parque no solo una reserva de flora y fauna, sino también cultural, ya que dentro del parque existen diversas plantaciones tradicionales de cacao protegidas por ley que se pueden visitar. Dos carreteras dividen el parque de norte a sur, conectando diez pequeños pueblos costeros. El atractivo de la zona, a parte de la fauna y flora, recae en sus maravillosas y salvajes playas y sus balnearios. Entre las más visitadas se encuentran la bahía de Cata, Cayugua, Playa Grande, El Playón, entre otras. Cuyagua es una playa oceánica considerada como una de las mejores para practicar surf del país.

8. La pureza del Delta del Orinoco

Es uno de los territorios más vírgenes del planeta. Formado por miles de kilómetros de vías fluviales, el Delta del Orinoco es sin duda el atractivo turístico menos explotado de Venezuela. Para perderse en la selva, conocer tribus que conservan aun sus ancestrales modos de vida y vivir una experiencia alejada del mundanal ruido contemporáneo, hay que visitar el hogar de los indios Waraos, o gente de canoas, que hacen de estas embarcaciones su manera de vivir y están perfectamente adaptados a su hábitat.. La trama acuática de innumerables caños que drenan al Atlántico, de aguas planas e infinitas extensiones de selva, se adentra en un espacio geográfico prácticamente despoblado. El Delta del Orinoco, en el extremo noreste del país, ha conseguido mantener cierta independencia. Esta zona cálida ofrece además innumerables atracciones de altísimo valor ecológico y cultural como el Parque Nacional de Mariusa de 550.000 hectáreas de extensión, o los saltos de El Toro y Acoima. El afluyente del Amazonas es uno de los más bellos paisajes imaginables, repleto de colibríes, pirañas, loros, monos aulladores, nutrias, caimanes...

Fuente: Globovisión